jueves, 3 de febrero de 2011

La música que sobrevivió a los dinosaurios


Había que buscar una forma de respirar, de poder ser. El terror ya estaba instalado por todas partes, excepto en las mentes de un grupo de jóvenes que no tenían miedo y llevaban la libertad en el alma.

En un tiempo donde la democracia era tragada por agujeros clandestinos, un germen revolucionario se gestaba en la mente de los artistas, quizás escondidos en el baño de algún bar.

No era fácil sobrevivir en ese infierno, mucho menos expresarse sin temor ante el mundo. Pero disfrazados de metáfora ellos supieron salir a gritarle a un pueblo argentino que necesitaba recobrar el coraje.

Con un arma de construcción masiva reclutaron mentes jóvenes para creer en la esperanza de una revolución intelectual. Y aunque muchos fueron borrados del escenario y otros tantos vieron como única alternativa refugiarse en otros países, estuvieron aquellos que aguantaron mientras le seguían "pegando abajo".

Era el final de los `60, plena dictadura militar de las más sangrientas, y nadie sabia a ciencia cierta hasta cuando podía durar la pesadilla. La ola de reclamos musicales despertaba oídos y mentes adolescentes que llevaban la procesión por dentro, y a partir de ese momento se marcaría un hito importante en la música de la historia Argentina, el mas importante.

Hubo muchos referentes de esa época, pero estuvieron aquellos que cargaron con la luz de una estrella desde el momento que dijeron su primera palabra, aquellos que hasta el día de hoy cantan a los nietos de la dictadura y a los más jóvenes también.

"Apenas perceptibles escucho tus palabras, se acercan las bandas de rock and roll" fue cantada como un vaticinio certero de lo que iba a venir. Esas palabras de un genio, casi principal ídolo del rock nacional, repetida desde los `90 millones de veces en campamentos que muchos sub 25 corearon sin pensar en el peso que significó para una época.

Era la apertura a lo que vendría después con bandas políticamente desenfadadas como Serú Girán. Eran los primeros pasos públicos de Charly García y toda su revolución ideológica iba en creces sin temor a la picana.

Y sólo él podía decir con tanta inteligencia que en ese país al que le cantaba el "asesino te asesina" sin que las morsas, tortugas ni el rey de espadas se dieran por aludidos y creyeran en que sólo le cantaba a un personaje de Lewis Carroll.
También fue Aquelarre el que pudo graficar en esa época la "violencia en el parque de la ciudad, terror en las rutas hay" y denunciando a ese imbecil que "mata hermanos en la casa donde debe vivir".

No iban a poder callarlos, fue por eso que fueron grandes, ya el Flaco Spinetta decía (y dice) "si no canto lo que siento me voy a morir por dentro". A ellos se les debe mucho en la historia Argentina, quienes con sus ideales lucharon pacíficamente sin temor y con esperanzas de que todo iba a cambiar, porque como cantaba Aquelarre "quién te puede, quién te puede parar cuando el ave sopla luz de libertad".



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