jueves, 3 de febrero de 2011

El eterno dolor: "los libres del mundo responden"


Una postura clave marca la posición de “Tiempo Argentino” frente al pueblo para anclar en un lugar que es la eterna herida abierta del país. Con insistencia alrededor de la última dictadura militar, este diario usa el tema como estrategia para aferrarse a sus lectores y ganar nuevos adeptos.
Es que acompañando a la política del actual gobierno, que siguió la iniciativa de su antecesor Néstor Kirchner de retomar la lucha contra el cruel pasado de la dictadura iniciada en 1976, fue que el diario tomó como suya la batalla a favor de los derechos humanos…o por lo menos de aquellos vinculados a los crímenes de lesa humanidad.
Con gran arraigo a las abuelas y madres de plaza de mayo, como fuertes  exponentes como Estela de Carloto y Hebe de Bonafini, desde sus páginas se clama por su lucha en la recuperación de los hijos y nietos de desaparecidos. Tal la idolatración que desde “Tiempo Argentino” se propuso la postulación de Madres y Abuelas al Nobel de la Paz, con una campaña de junta de firmas.
También el reclamo constante por descubrir el verdadero ADN de los hijos de la viuda del fundador de Clarín, Ernestina Herrera de Noble, sospechados como hijos apropiados de desaparecidos, (motivo más para aporrear a Clarín dicho sea de paso) es otra muestra de la lucha por los derechos humanos.
Sin contar la actualización constante de la nueva Ley de Medios, impulsada por el gobierno K con la intención manifiesta de reformular la antigua ley de la dictadura que seguía en vigencia hasta el momento de la instauración de la nueva; y con intenciones ocultas pero fácilmente deducibles.
Todo eso es manifiesto con gran ímpetu en cada número de Tiempo Argentino, casi no existen publicaciones que no hagan aunque más no sea una referencia a todo lo recién nombrado. En el promedio de diez días de análisis del diario: en seis tapas de los diez números aparecían anuncios de notas relacionadas a esa temática y cuarenta y una de las páginas, sumadas en ese lapso de tiempo, estaban dedicadas a hablar de lo correspondiente a la dictadura. En ninguno de los diez números faltó información al respecto.
La existencia de otro medio más que abogue por los derechos humanos es una sensación de esperanza para un pueblo que siempre ha sido tan golpeado. El temor es que la lucha tomada por este periódico no sea más que una estrategia política y se esté jugando con un tema tan delicado para los argentinos.
El tratamiento que se hace de este tema en el diario puede parecer un tanto abusivo por la constante información sobre una lucha, que si bien debe seguir, no debe opacar a las luchas de las personas que viven aquí y ahora.
La exageración de algunas cuestiones ha hecho que la confianza en los medios penda de un finísimo hilo, y sentirse engañado cuando en realidad el diario quiere alcanzar un heroicismo de lucha por el pueblo, es una sensación más que amarga.
¿Habrá forma alguna de llegar al verdadero fondo de la cuestión sin ir en el camino pensando que lo más probable es que estén entretejiendo una gran propaganda?

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